EDIFICIOS, EFICIENCIA ENERGÉTICA Y CLIMA
El Real Decreto 1/2012 de suspensión de las primas a las renovables significa, desde mi punto de vista, un duro golpe a la lucha contra el cambio climático en España. Independientemente de la solución que se adopte finalmente, el mero hecho de anunciar una moratoria sin pistas para el futuro, pone en peligro muchas inversiones previstas para 2012 y 2013. En 2011, las renovables han significado el 13,2% del consumo final de energía (IDAE). Nos queda recorrido para alcanzar el compromiso del 20% en 2020. El PANER, con primas, esperaba alcanzar el 22,7%. Es urgente saber como se reestructurán los mecanismos para lograrlo, porque el objetivo no es modificable. En 2011, la aportación de las renovables en la generación eléctrica y en calefacción/refrigeración evitó la emisión de 46,2 MtCO2eq. Por su parte, según el IDAE, las políticas de apoyo a la eficiencia energética en 2010 evitaron la emisión de 7,8 MtCO2eq, (1,3 MtCO2eq corresponden a la reducción de consumo en edificios y servicios urbanos, excluyendo el transporte). Datos que muestran que la distancia al tercer objetivo para 2020 (20% de reducción de consumo de energía primaria) todavía está más lejos.
La senda de la eficiencia energética es la que quedó establecida de forma más laxa en el paquete energía-clima. Sin embargo, el movimiento ya es imparable. La propuesta de Directiva lanzada por la Comisión Europea en junio pasado es una señal fuerte. Ciertamente, ha levantado impugnaciones y llevará su tiempo (no gustó nada la obligatoriedad de rehabilitación eficiente del 3% de los edificios públicos cada año, por ejemplo). Pero muestra la determinación de la Comisión. Por otra parte, por fin está también en marcha la propuesta de decreto de etiquetaje energético de edificios en España.
Además, en un contexto de crisis, las inversiones en eficiencia energética generan puestos de trabajo y ahorro económico. Muy oportuno si además se cuenta con interés de inversión privada inicial a través de las ESE. Por otra parte, la inevitable ralentización del desarrollo de las renovables (espero que solo sea eso, ralentización) genera una necesidad adicional para tomar la eficiencia energética como un eje fundamental para la lucha contra el cambio climático. Y también para la dinamización económica en línea con la estrategia 2020 de la UE.
Los edificios son responsables del 40% del consumo de energía y el 36% de las emisiones de CO2 en la UE. Según el Plan de Eficiencia energética de la Unión (2011), esto significa que tendrá que conseguirse un ahorro de 60 a 80 Mtep en 2020 y una reducción neta de consumo del 5,6% en el conjunto de la UE. En la hoja de ruta hacia una economía baja en carbono competitiva en 2050, la Comisión establece claramente que la eficiencia energética es la forma más efectiva en términos de coste-beneficio para la reducción de emisiones. Y la que crea más ocupación: solo en el sector de la eficiencia energética, la Comisión Europea estima que podrían generarse hasta 2 millones de empleos hasta 2020.
La experiencia de ERF muestra que la incorporación de criterios de sostenibilidad y eficiencia energética en edificios tiene mercado y que los resultados son extremadamente satisfactorios. Además, se reactiva un sector, el de la construcción, que está en una situación alarmante por falta de perspectivas de futuro (porqué el boom constructivo pasado no volverá ni es deseable en términos climáticos).
Recientemente hemos elaborado para el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona una estrategia integral de rehabilitación de edificios a partir de la eficiencia energética. Abordando estrictamente la rehabilitación de un 6% del parque residencial y el 7% del parque terciario (los de máximo rendimiento en términos de costes marginales y, por tanto, con mejor relación coste-beneficio) se puede evitar la emisión de 30.450 tCO2eq/año. A escala de barrio, hemos desarrollado una propuesta para la rehabilitación eficiente de Ciutat Meridiana, también en Barcelona, que evitaría la emisión de 9.000 tC02 anuales. En este último caso se incluyen también acciones sobre la movilidad y la generación energética renovable en el barrio, además de la rehabilitación eficiente de los edificios de viviendas. Evidentemente, es más interesante una actuación integral, pero más cara y de difícil financiación.
Nuestra auditoría energética de las Facultades de Química y Enología de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona y, sobretodo, su empeño en aplicar las medidas y promover la rehabilitación eficiente, les ha permitido reducir más de un 25% el consumo energético en 2011 respecto 2010, con un ahorro de más de 120.000 € anuales en electricidad y gas natural. En Campus de Excelencia Moncloa de las Universidades Complutense y Politécnica de Madrid, el informe técnico que realizamos permitía reducciones equivalentes así como en el edificio de la Televisión de Cataluña.
En edificios nuevos, todavía es más evidente. Todos deberían incorporar seriamente criterios de eficiencia. ERF ha colaborado en el proceso de diseño de un nuevo edificio de oficinas promovido por la Inmobiliaria Layetana (EDIIIIIIFICIO, en la Plaza Europa de l’Hospitalet de Llobregat, junto a la Fira). A través de un arduo trabajo junto a la propiedad, RCR arquitectos y PGI Group, hemos logrado la obtención del certificado LEED Silver (la certificación internacional más prestigiosa a falta de un estándar internacional). El primero del área metropolitana de Barcelona, sexto en España. Las emisiones evitadas (con certificación externa en este caso) son 581 tCO2/año, en un solo edificio! Resultados similares son esperables en otros proyectos en los que estamos involucrados: la sedes de Desigual, de laboratorios Esteve o la torre Puig, donde la certificación LEED está en marcha. Se trata de proyectos pioneros y singulares pero la extensión de la etiqueta energética va a generalizar esta perspectiva. O debiera hacerlo. Estamos trabajando en proyectos de eficiencia energética de edificios nuevos en Turquía y Paraguay y lo hemos hecho en Polonia, por lo que, además, certifico que ganar experiencia en este campo también ofrece oportunidades para la internacionalización, que falta nos hace.
En definitiva, la eficiencia energética es un ámbito clave para la lucha contra el cambio climático que debemos abordar con decisión y que nos ayudará a generar nuevos puestos de trabajo y a reducir gasto en tiempos de crisis. No dejemos pasar esta gran oportunidad. Evitaremos emisiones y mejoraremos nuestra competitividad.
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